El endurecimiento del Hoy No Circula y la reducción en el umbral para la activación de las contingencias ambientales no tuvo, ni por cerca, el efecto que las autoridades federales y capitalinas esperaban. Un año después, la realidad, desafortunadamente, me da la razón, aquí en este mismo espacio lo advertí.
Se los dije. Las medidas emergentes y radicales no son efectivas. Estamos a un año de la crisis medioambiental que puso en jaque a la ciudad en 2016 y que llevó a la creación de normas que sólo agravaron las condiciones, afectaron a los ciudadanos, y hoy vemos que son inservibles.
Se los dije. Se requiere una estrategia coordinada entre Federación y estados. Con la participación de los gobiernos de la Megalópolis, pues todos son responsables.
La franja industrial poco regulada del Estado de México los automóviles de carga foráneos que ingresan diario a la ciudad. No es un problema exclusivo del gobierno de la Ciudad de México.
Se los dije. Hoy hemos roto el récord al hilar cinco días continuos en una contingencia ambiental que ha paralizado a las autoridades local y federal encargadas de la regulación del medio ambiente.
Se han quedado pasmados, sin embargo, han comenzado con la guerra cruzada de declaraciones. Nadie quiere cargar con la culpa y la responsabilidad.
La rimbombante Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) ha mostrado su inutilidad. Desde hace un año se comprometió a configurar la verificación de vehículos de carga con placas federales o foráneas, y es la fecha en que no han dado ni una respuesta a su responsabilidad.
Los 23 años de experiencia con los que acreditaron el nombramiento de Martín Alberto Gutiérrez Lacayo en áreas de conservación y protección de la naturaleza, no se notan por ningún lado que se le busque.
Pero para insensibilidades, las de la impresentable secretaria de Medio Ambiente de la CDMX, Tanya Müller, quien después de cinco días de contingencia ambiental tiene el descaro de subir a redes sociales la foto de una ciudad despejada, clara, libre de contaminación. Por supuesto, un insulto a los ciudadanos.
Las pifias de Müller ya son incontables. Perdí la cuenta de las veces que las políticas en materia de medio ambiente de la funcionaría han fracasado.
Los terribles incidentes y muertes en los zoológicos capitalinos. La vapuleada e inconstitucional intención de limitar la circulación de los automóviles con base en su año de modelo y no en la emisión de contaminantes. Pero es por demás, cuando a una persona le sobra ceguera por no querer reconocer, más tratándose de un funcionario o funcionarla pública, la soberbia, más que pecado, es descripción de estilo.
Del lado de la Federación, la incompetencia también está a la orden del día. El titular de la Secretaría dé Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), Rafael Pacchiano, no ha sido capaz de abonar en positivo a la crisis climática. Artífice de una norma emergente de verificación hace un año, como respuesta pavorosa a los días de contaminación.
Se los dije hace un año y lo dicen los capitalinos. Actuar de manera reactiva y con pánico es la peor manera de gestión en la administración pública.
Pero es, aparentemente, la única manera en la que saben trabajar Müller, Martínez Lacayo y Pacchiano. Son gestiones que tuvieron más de 365 días para anticipar estrategias exitosas para mitigar los impactos ambientales, pero hoy se ven nuevamente sobrepasados por la realidad.
Han fracasado, punto. Y los ciudadanos pagamos con nuestra salud. Nuestros hijos respiran y viven el resultado de su incompetencia.