El desarrollo urbano de la Ciudad de México ha sido tomado a la ligera.Su planeación y administración ha quedado en manos ineptas, dispuestas a la corrupción en una estructura burocrática ineficiente e incompetente que ha minado la vida de los ciudadanos solapando la constante violación al uso de suelo.
La Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda ha sido el epicentro de esa fragilidad institucional.
Sus funcionarios han permitido y fomentado la corrupción a través del otorgamiento de Certificados Únicos de Zonificación de Uso de Suelo o Certificados por Derechos Adquiridos inexistentes.
Faltas graves a lo largo de los años que incluso han derivado en severos señalamientos, no sólo de activistas y vecinos que han visto afectado su entorno urbano, sino también por instituciones como la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México (CDHCDMX) que en 2015 emitió su recomendación 4/2015 señalando esas graves violaciones a los derechos de vivienda adecuada y a un medio ambiente sano.
Un cúmulo de condiciones adversas que hoy justifican de la manera más sólida la desaparición de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi).
Que no se malinterprete la propuesta, misma que no busca descuidar el diseño e implementación de la política pública en la materia. Por el contrario, se trata de perfilar una autoridad capaz de planear el urbanismo voraz de una metrópoli como la nuestra.
Por ello la propuesta que desde el grupo parlamentarlo del PAN en la Cámara de Diputados hemos impulsado para la transformación de la Seduvi en un Instituto de Planeación Urbana encargado de la gestión eficiente y que sean las futuras alcaldías en las delegaciones las facultadas para autorizar los instrumentos de actuación.
Con esta propuesta en la mesa es menester retomar la idea de cara a la aprobación del nuevo Plan General de Desarrollo Urbano (PGDU), que el jefe de Gobierno de la Ciudad de México ha presentado esta semana entre los diputados de la Asamblea Legislativa.
El PGDU plantea repoblar la Ciudad de México para el año 2030 y, de acuerdo con el director del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM, Manuel Perló, la mejor alternativa es explorar las zonas industriales que hay en la ciudad y que hoy se encuentran abandonadas.
Esta nueva propuesta fue elaborada a lo largo de 14 meses por parte del Consejo para el Desarrollo Urbano Sustentable (Conduse) y con base en dos mil 500 propuestas que recibió por parte de grupos de ciudadanos interesados en participar y que sus propuestas sean tomadas en cuenta.
Los legisladores de la Ciudad de México tienen frente a ellos la valiosa oportunidad para conciliar visiones, encontrar puntos en común, pero, sobre todo, garantizar que este nuevo marco de actuación establezca de principio a fin la expansión urbana en armonía, legal y consistente con las necesidades reales de la urbe en la que vivimos.
La aprobación de este nuevo programa no puede, de ninguna manera, estar a expensas de cobros políticos y extorsiones de grupos de influencia.
Basta de la agresión urbana a los ciudadanos, de la complacencia ante la ambición inmobiliaria desmedida y de complicidad para el cambio arbitrario de la vocación del uso de suelo.
Replanteemos el desarrollo urbano, desde sus instituciones hasta los marcos de actuación para tener un crecimiento en armonía y con sentido para los ciudadanos.