La Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi) de la Ciudad de México se ha convertido en la representación más fehaciente de corrupción y tráfico de influencias que hay en la administración pública local.

Detrás de ella se esconde una estructura burocrática ineficiente, poco productiva para los ciudadanos, llena de opacidad y permisiva a la violación constante al uso de suelo.

El ordenamiento urbano de la ciudad nunca ha estado tan desestructurado y desordenado como hoy, albergando y cobijando corrupción tras corrupción la Seduvi ha permitido a lo largo de los años que en, prácticamente, cada una de las 16 delegaciones haya casos de violación a la normatividad.

Edificaciones fuera de la norma, invasiones, falsos derechos adquiridos, alteraciones a la zonificación urbana, son algunos de los tantos padecimientos que la ciudad tiene en donde los habitantes han pagado la incompetencia de la autoridad encargada de normar y regular la materia.

Por ello la importancia de su desaparición. Descentralizar sus facultades al Registro Público de la Propiedad y del Comercio, así como a los Consejos de las futuras alcaldías en las que se convertirán las delegaciones políticas.

Al primero para resguardar, registrar y compilar los documentos que acrediten el uso de suelo en la ciudad; a los segundos, para formular, aprobar y administrar la zonificación y planes de desarrollo urbano de las demarcaciones, como la creación de polígonos de actuación. Todo dentro de un proceso transparente para los ciudadanos.

En el marco de la discusión de la Constitución de la Ciudad de México que se está dando en el seno de la Asamblea Constituyente, es importante que quienes tenemos el privilegio y responsabilidad de formar parte de ella, nos demos el tiempo de dar un paso atrás para arropar e impulsar el proyecto en beneficio general de los habitantes de la capital del país.

Es así que presenté una iniciativa para que se contemple la desaparición de la Seduvi para dar paso a un Instituto de Planeación Urbana, que únicamente funcione como órgano técnico de consulta para el RPPC y las alcaldías para avalar la viabilidad de las propuestas en materia de desarrollo.

Desechemos la figura cancerígena y dañina de amparo multiusos que ha servido para crear derechos adquiridos en donde no existen, bajo el beneplácito de la Seduvi; modernicemos el archivo histórico con la digitalización de expedientes que garantice la máxima transparencia de la historia urbana y del uso de suelo.

Demos paso a instituciones innovadoras y eficientes. Desaparezcamos aquellas que sólo entorpecen y favorecen la corrupción.

Hagamos de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda el ejemplo. Demostremos que con una Constitución moderna y efectiva es posible tener instituciones con las mismas características.

http://www.excelsior.com.mx/opinion/federico-doring/2016/10/30/1125198