La principal avenida de la Ciudad de México está a punto de ser sometida a un proceso de cirugía mayor. El Paseo de la Reforma albergará la Línea 7 del Metrobús, que irá de Indios Verdes a la Fuente de Petróleos, con un servicio complementario que llegará a Santa Fe.

En su trayecto, el Metrobús y su construcción cruzará las delegaciones Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Álvaro Obregón y Cuajimalpa.

Una obra que impactará la vida de miles de ciudadanos que viven a lo largo del trazo y de aquellos que a diario transitan por la zona para ir a su centro de trabajo.

Un proyecto el cual, asegura el gobierno de la Ciudad de México, no implicará con el cierre total al tránsito vehicular y peatonal.

Sin embargo, si de la experiencia hemos aprendido, la obra estará lejana a la discreción y la cotidianidad de los capitalinos y visitantes se verá impactada a lo largo del año que dudará la construcción.

La obra es mayor, el impacto es igualmente proporcional a su magnitud, por lo que la opinión de los involucrados tendría que ser un factor a considerar por parte de las autoridades antes de cualquier acción.

Una consulta ciudadana debería ser una ruta a seguir como compromiso y responsabilidad social hacia los habitantes de las delegaciones por donde cruzará el Metrobús para medir el nivel de aceptación y que no se quede en la simple especulación de necesidad.

Recordemos el caso del fallido Corredor Cultural Chapultepec, una megaobra que impactaría a cientos de familias de las colonias Roma y Condesa, donde se determinó realizar una consulta organizada por el Instituto Electoral local, en la cual el rechazo ciudadano ganó y se respetó esta determinación.

Como en aquel momento, el jefe delegacional en la Cuauhtémoc, Ricardo Monreal, exigió la consulta y apoyó la moción ciudadana detrás de ella para que los resultados se acatarán y respetarán por todas las autoridades involucradas.

Hoy el escenario no tendría por qué ser distinto y, por el contrario, los delegados de las cinco demarcaciones deberían imponerse. Los ciudadanos, como pilares de las acciones de gobierno.

“Decidiendo juntos”, rezaba el lema de campaña.

La delegación Miguel Hidalgo particularmente debería poner la propuesta en la mesa. En la oficina del gobierno de origen panista se esperaría que estuviera la iniciativa de poner a los ciudadanos en el centro del debate. Empoderar a sus habitantes y escuchar sus necesidades.

Estamos en la víspera de que inicie el proyecto en su magnitud, con una licitación publicada esta semana para supervisar la obra, y a un par de meses de que inicie la construcción en forma.

Por ningún lado hay atisbos de pretender tomar en cuenta a los ciudadanos, y lo peor que podría pasar es la impasividad de las autoridades delegacionales que prometieron velar por los intereses de sus gobernados el día que les pidieron su voto.

http://www.excelsior.com.mx/opinion/federico-doring/2016/10/23/1123936